El primer paso para mejorar las condiciones ambientales en las ciudades inteligentes pasa por entender y medir diferentes factores que pueden tener un impacto negativo en los objetivos de sostenibilidad. Es bien conocido que la contaminación del aire perjudica la salud de los ciudadanos y acelera el cambio climático, por lo que preocupa especialmente a las autoridades municipales, sobre todo en un contexto de mayor regulación y sanciones más estrictas en caso de incumplimiento.
Aparte de las actividades industriales, los factores que inciden en la calidad del aire suelen vincularse al tráfico y, por ello, las soluciones que combinan el conocimiento de la situación y la supervisión ambiental son clave para abordar el problema. La pandemia ha actuado como un catalizador para cumplir los objetivos medioambientales y, en este camino, es fundamental contar con la tecnología adecuada para incidir directamente en la contaminación del aire. En este artículo veremos como responsables de distintas ciudades utilizan soluciones de Axis y de su socio Vaisala, que combinan sensores ambientales y videovigilancia, para entender mejor (y optimizar) la calidad del aire.
Una buena calidad del aire empieza por entender el entorno
El crecimiento de las ciudades ha traído consigo un aumento del número de vehículos, tanto privados como públicos. Si tenemos en mente la expectativa de crear urbes prácticas, y sobre todo si el objetivo es llegar a vivir en ciudades de 15 minutos, es imprescindible realizar grandes inversiones en transporte público y reducción de las congestiones. Por desgracia, los datos históricos demuestran que el incremento de los vehículos tiene una relación directa en el empeoramiento de la calidad del aire y, para combatir este efecto, cada vez más ciudades apuestan por combustibles más sostenibles, aunque estas iniciativas deben combinarse con otras medidas de planificación del tráfico. La mejora del flujo del tráfico y la gestión de los aparcamientos ayudarán a actuar sobre el impacto negativo de las emisiones en la calidad del aire.
Pero, ¿cómo puede saber si realmente se están produciendo cambios? El consultor de negocios austríaco Peter Drucker pronunció unas palabras que se han hecho famosas: “Si no puedes medirlo, no puedes mejorarlo”. Aunque en ese momento se refería a las prácticas empresariales, lo mismo puede aplicarse a los desafíos que tienen por delante las ciudades inteligentes: es fundamental supervisar y medir. Si no hay información sobre la situación actual (o si no sabemos si mejora o se deteriora), resulta complicado tener puntos de referencia para comparar. Para entender mejor los tipos de herramientas que los responsables municipales necesitan para supervisar su entorno y medir los parámetros ambientales, hablamos con Arjun Nandanuri, Director y Responsable de Ventas y Desarrollo de Negocio para Entorno Urbano en Vaisala, una empresa finesa que forma parte de la red de socios de Axis.
Según Arjun, las soluciones efectivas nos tienen que permitir “ver” cómo se mueven los vehículos y detectar cuándo empeora la calidad del aire. Por ejemplo, necesitamos saber cuándo hay vehículos parados en el tráfico en una zona concreta durante un tiempo determinado. Y aquí es donde resulta especialmente útil la alianza con Axis. La combinación de un sensor IoT conectado y una cámara de vigilancia proporciona la información adecuada sobre el entorno para tomar las medidas apropiadas.
Actuar sobre la calidad del aire externa e interna
Además de facilitar la supervisión directa de la calidad del aire (y de los factores que inciden en este parámetro), las soluciones combinadas pueden abrir la puerta a nuevos ingresos para las ciudades. Arjun señala que los puntos de carga de los vehículos eléctricos son utilizados a menudo como aparcamiento por vehículos normales, lo que multiplica la frustración de los conductores y puede provocar congestiones. Mediante una supervisión “hiperlocal”, los sensores instalados en estas zonas pueden detectar cambios en la calidad del aire si un vehículo normal permanece allí durante un rato. Y luego una cámara puede usar el reconocimiento de matrículas para identificar ese vehículo e imponer una multa al propietario en coordinación con las autoridades municipales.
Aunque los vehículos parados pueden contribuir decisivamente a la contaminación del aire, es importante valorar también otras medidas de gestión del tráfico. Los sensores meteorológicos instalados en vías rápidas pueden ayudar a determinar las condiciones de la carretera y, con esta información en la mano, gestionar mejor el tráfico y recomendar determinadas rutas. Es fundamental un esfuerzo coordinado entre sensores y cámaras. Estas soluciones combinan tres tipos diferentes de sensores: un sensor que mide la calidad del aire, una estación meteorológica compacta (para recopilar información sobre la carretera) y una solución digital para extraer datos y transferirlos a un sistema de gestión de vídeo.
Las aplicaciones no se limitan al mundo exterior: es necesario supervisar también la calidad del aire en el interior de los edificios. Arjun ha observado un aumento de la demanda de sensores para controlar los niveles de CO2, puesto que esta cifra tiene una correlación directa con un incremento de la densidad de personas. Si los residentes o empleados se congregan en una zona específica, los sensores pueden detectar pequeños cambios en la concentración de CO2 y, combinando esta cifra con las cámaras provistas de tecnología de recuento de personas, las autoridades pueden tomar medidas para dispersar los grupos y cumplir así las regulaciones de distanciamiento social.
La supervisión ambiental en acción: Vaisala Oyj y Starckrom Tehnologii SRL
Desde una perspectiva más amplia, las soluciones combinadas pueden ofrecer ventajas reales a las ciudades que se toman en serio la contaminación del aire. La ciudad de Iași, en Rumanía, no ha conseguido cumplir los límites fijados por la UE para las partículas (PM10 y PM2.5) y el dióxido de nitrógeno (NO2), y ha recibido avisos de la Comisión Europea en varias ocasiones.
Las autoridades municipales atribuían los altos niveles de contaminantes al tráfico, la calefacción doméstica y la construcción, y eran conscientes de la necesidad de abordar el problema con urgencia. Vaisala Oyj (Finlandia), junto con su socio en Rumanía, Starckrom Tehnologii SRL, puso en marcha un sistema piloto en la entrada principal de la ciudad de Iași al lado de la E85, una de las principales arterías que cruza la ciudad.
Además, la AXIS Q1615-E Mk II usaba la aplicación integrada de análisis del tráfico para el recuento y la clasificación de vehículos, así como para controlar otros parámetros relacionados con el tráfico, como la velocidad media. Mediante la supervisión de distintos aspectos ambientales de la ciudad, la solución combinada consiguió dibujar más claramente la situación para los responsables municipales, un primer paso clave para diseñar estrategias más adecuadas en la reducción de los contaminantes.
Vaisala Oyj y Starckrom Tehnologii SRL colaboran en otro proyecto similar en Bucarest, la capital de Rumanía, también con la intención de medir el impacto del tráfico en los niveles de contaminación.
Una nueva perspectiva para el futuro
Los problemas ambientales solo pueden abordarse si son objeto de una supervisión y medición constante, y las ciudades inteligentes tienen las infraestructuras adecuadas para usar soluciones conectadas. Combinando los sensores con las cámaras de vigilancia en red, los responsables municipales disponen de una información muy útil que pueden utilizar en numerosos frentes: no solo para mejorar las condiciones ambientales actuales, sino también como base para la planificación estratégica. En el futuro, las ciudades necesitarán soluciones combinadas para hacer frente de una forma apropiada a los cambios en las condiciones y también para proteger la salud de los ciudadanos y, en último término, cumplir y superar sus objetivos de sostenibilidad.
