Con el cambio de los intercomunicadores analógicos a los intercomunicadores IP, estos dispositivos han ampliado su abanico de ventajas, ya que ahora es posible integrarlos en soluciones globales de videovigilancia y control de acceso. El aumento de la seguridad, las nuevas funcionalidades y la analítica tanto en entornos públicos como privados convierten los intercomunicadores de red en una prolongación natural y directa de la videovigilancia. Sin embargo, teniendo en cuenta que los intercomunicadores son los dispositivos con una interacción más directa y visible en el terreno de la seguridad, es fundamental que su diseño combine la facilidad de uso y la solidez, para protegerlos de todas las inclemencias, tanto las de origen humano como las de la naturaleza.
Tal vez hay quien piense que los intercomunicadores analógicos son limitados, poco más que un timbre con algún extra. Con los intercomunicadores de red, las posibilidades son totalmente diferentes. Un intercomunicador moderno basado en normas abiertas, como el intercomunicador IP AXIS I8016-LVE , puede convertirse en un elemento integral de una solución de videovigilancia, control de acceso y seguridad pública y en una plataforma para una enorme cantidad de aplicaciones y opciones de analítica.
Gracias a esta flexibilidad, los intercomunicadores se están haciendo un hueco en cada vez más espacios. Si en su día únicamente se instalaban en entradas de edificios comerciales y residenciales, hoy se utilizan cada vez más como puntos de ayuda y teléfonos de emergencia en espacios públicos. Y con más usos y nuevos entornos, la solidez y la resistencia son fundamentales.
Diseñado para un uso permanente
Los intercomunicadores siempre han sido dispositivos de uso muy frecuente. Diseñados para puertas y puntos de acceso con mucho tráfico, los botones de llamada a menudo se pulsan varios cientos de veces al día. Además, a menudo están situados en paredes y soportes de montaje exteriores, por lo que están expuestos a todo tipo de circunstancias meteorológicas. Y como los intercomunicadores son cada vez más habituales en entornos públicos, no solo deben tener un diseño sólido, sino también ser capaces de resistir los inevitables ataques y actos vandálicos.
La capacidad de un dispositivo para aguantar lo que le venga encima depende de dos elementos clave: la protección contra la penetración del agua y el polvo, y su resistencia a los impactos. En ambos aspectos, los intercomunicadores tienen sus puntos débiles, ya que incluyen pulsadores, cámara y una malla que cubre los altavoces y el micrófono, además del soporte de montaje del intercomunicador, empotrado en una pared o de tipo externo. Y todos estos elementos deben cumplir con los límites definidos por las normas del sector.
En el caso del agua y el polvo, la clasificación IP69 garantiza que el dispositivo es totalmente resistente al polvo y el agua, incluso a presiones y temperaturas elevadas. El AXIS I8016-LVE y su soporte de montaje en pared son garantía de protección desde todos los ángulos.
En lo que respecta a los impactos, la norma IK determina la resistencia de un dispositivo a impactos directos. La clasificación más alta es IK10, que significa que un dispositivo está protegido contra impactos de 20 julios (equivalente a un peso de 5 kg lanzado desde 400 mm por encima de la superficie objeto del impacto). Una vez más, el AXIS I8016-LVE obtiene la clasificación más alta en este apartado.
El siguiente vídeo demuestra el nivel de solidez del AXIS I8016-LVE:
Intercomunicadores conectados al presente y al futuro
Para cualquier organización es fundamental garantizar que sus inversiones tecnológicas no solo dan respuesta a sus necesidades actuales, sino que también están preparadas para el futuro. Y los intercomunicadores de red son el ejemplo perfecto en este sentido.
Aunque algunas aplicaciones actuales tal vez busquen replicar la funcionalidad de una solución analógica anterior, abren la puerta a muchas posibles soluciones de videovigilancia, control de acceso y analítica. Sin embargo, una inversión preparada para el futuro requiere también un hardware a la altura, por lo que unos dispositivos con una resistencia máxima podrán durar lo suficiente como para aprovechar todas las ventajas de la tecnología IP.