En la búsqueda de la mejora de las operaciones y de las métricas de sostenibilidad, los edificios inteligentes están empezando a pasar a primer plano. Basados en la misma premisa que las ciudades inteligentes, estas estructuras conectadas forman y se convierten en parte de un mini-ecosistema, interactuando con las personas, los sistemas y los elementos externos que los rodean. Los edificios inteligentes combinan la tecnología con los datos y la capacidad de los sistemas de los edificios existentes para comunicarse entre sí, lo que da lugar a un entorno más fluido y sincronizado que funciona de forma más segura y eficiente.
El auge de los edificios inteligentes se ha visto impulsado por una serie de factores, como la tecnología IoT, la preocupación por la salud y la seguridad tras la pandemia y la mejora de la conectividad. Estos movimientos han sido apoyados por el cambio de las regulaciones y el cumplimiento, en un intento de mejorar los estándares en todas las industrias.
La tecnología mejora los procesos y ayuda a resolver los problemas
La naturaleza conectada de un edificio inteligente permite evaluar y gestionar eficazmente diferentes factores como la supervisión de la seguridad, el control del flujo de tráfico y el consumo de energía. Esto es fundamental para preparar la acogida de empleados o visitantes en los distintos espacios.
Las diferentes áreas del edificio inteligente requieren soluciones específicas para abordar la función principal. Si nos fijamos en la zona de recepción, ésta representa la primera impresión para cualquier visitante y debe utilizarse para crear un ambiente acogedor y seguro. Las cámaras de red equipadas con el software de análisis pertinente pueden utilizarse para conseguirlo, para gestionar la ocupación, activar alertas cuando llega un visitante y comunicar mensajes que refuercen las medidas adoptadas para mejorar el confort. Desde el punto de vista de la seguridad, las cámaras también pueden utilizarse para vigilar actividades sospechosas o identificar personas de interés.
Actuar para apoyar los objetivos sostenibles, tanto en el edificio como en la ciudad
A medida que la sostenibilidad se convierte en una prioridad, catalizada por la pandemia de Covid-19, es importante que se gestionen diferentes factores dentro de los edificios inteligentes, ya que pueden contribuir a los objetivos medioambientales generales de la ciudad. Dado que los edificios consumen una gran parte de la energía mundial, existe un gran impulso para reducir su impacto mediante cambios que pueden aplicarse y mantenerse gracias a la tecnología.
Por ejemplo, cuando una zona está menos poblada (según detectan las cámaras de la red), la iluminación inteligente puede activarse para que se apague hasta que una persona entre en el espacio. Estas medidas pueden actuar para reducir eficazmente el consumo de energía, pero son dinámicas y responden a las necesidades de los ocupantes.
¿Cuáles son los retos para hacer que los edificios sean inteligentes?
Aunque los edificios inteligentes presentan una gran cantidad de ventajas, la implantación de la tecnología conectada conlleva una serie de retos. La actualización de los sistemas operativos tradicionales a los contemporáneos puede ser económicamente exigente para algunas empresas. Además, la infraestructura existente puede suponer un obstáculo debido a la configuración original de los sistemas. Habrá que trabajar para integrar y unificar las funciones clave en una sola para agilizar el funcionamiento y crear un ecosistema conectado.
Edificios hechos para el futuro
A medida que más sectores adoptan los edificios inteligentes para mejorar la eficiencia y racionalizar los procesos, es fácil ver cómo éstos contribuirán a los objetivos más amplios de productividad y sostenibilidad de las ciudades inteligentes. Los edificios conectados desempeñan un papel importante, ya que no sólo controlan el impacto de la actividad dentro de sus muros a través del sistema de gestión de edificios (BMS), sino que alimentan los esfuerzos de todos los edificios y estructuras dentro del ecosistema más amplio de la ciudad. Por ejemplo, los sistemas inteligentes de iluminación y calefacción pueden tener un impacto directo en el consumo energético del edificio, ya que sólo se activan cuando una persona entra en una zona concreta o durante determinadas horas del día.
De este modo, las autoridades municipales pueden tener una visión de conjunto de las operaciones a gran escala y comprender el papel que desempeña cada estructura en el apoyo a sus objetivos sostenibles. Los edificios inteligentes también permiten un enfoque más integrado para mejorar la salud y la seguridad de los residentes y los visitantes -especialmente en un panorama post-pandémico- utilizando los datos recogidos de los sensores para informar de las medidas que limitarán la aglomeración y el acceso.