Según un estudio de las Naciones Unidas, más de la mitad de la humanidad (56,2 %, 3500 millones de personas) vive actualmente en ciudades y se estima que esta cifra aumentará en 500 millones de personas (60,4 %) para 2030. Este crecimiento de las poblaciones urbanas ha impulsado la adopción de tecnología para la gestión de infraestructuras y sistemas urbanos, mientras que los gobiernos están invirtiendo miles de millones en las llamadas ciudades inteligentes.
Pero la adopción de tecnología no puede producirse a expensas de la calidad de vida en las ciudades, un factor esencial para atraer a la gente a entornos urbanos por motivos personales y profesionales.
Ahora, la pregunta clave es: ¿qué hace que una ciudad inteligente sea atractiva para sus ciudadanos (potenciales)? Resulta útil estudiar las necesidades más básicas de las personas, tal y como se representa tradicionalmente en la jerarquía de necesidades humanas de Maslow. En este modelo, las necesidades de seguridad se encuentran justo después de las fisiológicas, como la comida, el agua y el sueño. En las ciudades modernas coexisten factores que pueden convertirse en una amenaza para la salud, la seguridad o incluso la vida, y es allí donde se tiene que dar una respuesta. Una preparación deficiente, la mitigación de riesgos y la imposibilidad de enviar avisos con antelación pueden resultar en un número mucho mayor de pérdidas humanas, lesiones personales o daños materiales.
Si no se puede monitorear, no se puede mejorar
Aunque en general se trabaja para mejorar los sistemas de alerta temprana y la prevención de catástrofes, en el futuro podría ser posible identificar los riesgos en una fase aún más temprana. Aparte del reconocimiento de patrones y la adopción de las medidas adecuadas para mejorar una situación, el desarrollo de las analíticas de datos, sumado a los datos recopilados por cámaras y sensores, podría hacer posible la identificación de “cuasi accidentes”.
Las cámaras de seguridad de red pueden ayudar a cumplir este objetivo. Muchas de estas cámaras se utilizan actualmente solo con la finalidad de proporcionar seguridad y protección. Sin embargo, un sistema de video de red escalable permitiría añadir este tipo de analíticas a su sistema actual o bien, ampliarlo fácilmente con cámaras o sensores adicionales como complemento.
Al monitorear constantemente un área, los dispositivos pueden detectar posibles puntos negros de seguridad como, por ejemplo, una ciclovía muy estrecha, tráfico intenso en una intersección concurrida o niños cruzando la carretera cerca de paradas de autobús escolar. Disponer de cámaras para identificar cuasi accidentes permite a los planificadores urbanos crear pasos peatonales, instalar semáforos o desviar el tráfico donde es necesario para reducir el riesgo de accidentes.
Analizar datos puede ser una ventana abierta futuro que ayudará a hacer que el mundo sea un poco más sustentable y seguro. Por ello, resulta esencial recopilar la mayor cantidad de datos posible. No obstante, hasta que estemos preparados para desarrollar soluciones que puedan predecir y prevenir escenarios, existen otros sistemas que se pueden mejorar.
Mantener la seguridad y la limpieza, y evitar inundaciones
Para que una ciudad sea habitable, los riesgos para la salud deben ser bajos. El smog urbano es uno de esos riesgos. Puede irritar los ojos y la garganta, y dañar corazón y pulmones. Los sensores de contaminación pueden detectar cambios en la calidad del aire causados por el tráfico, las actividades industriales o las condiciones meteorológicas, facilitando la adopción de medidas paliativas. El uso de video para gestionar el tráfico en los centros urbanos, por ejemplo, puede servir para verificar la causa de la contaminación y también como herramienta para predecir el deterioro de la calidad del aire debido al aumento del tráfico. Estos datos pueden permitir a los responsables tomar decisiones informadas sobre cómo desviar o detener el tráfico en los lugares necesario. Cuantos más datos se hayan recopilado en el tiempo, más fácil será hacer predicciones a futuro y planificar con antelación.
La mala calidad del aire no es el único factor que puede tener efectos perjudiciales para la salud. La contaminación acústica es la segunda amenaza ambiental más peligrosa de la vida moderna y puede tener graves repercusiones en la salud física como, por ejemplo, hipertensión arterial, gastritis e incluso infartos. Una combinación de sensores acústicos, analíticas de IA y videocámaras puede ayudar a monitorear el nivel y la fuente del ruido, algo que posteriormente se puede verificar a través de las grabaciones de video. Este nivel de información detallada puede ayudar a los responsables a reducir los ruidos fuertes cuando sea necesario. Les permitiría, por ejemplo, optimizar el flujo de tráfico en calles ruidosas y desarrollar una estrategia para abordar la contaminación acústica en el futuro.
Los sensores desempeñan un papel igualmente esencial en el sector de los residuos. Aún existen comunidades que carecen de un sistema de gestión de residuos funcional. Esto provoca que la acumulación de basura pueda convertirse rápidamente en una amenaza para la salud (por ejemplo, ratas, bacterias, enfermedades, etc.), pero también constituye un riesgo de incendio (por ejemplo, sustancias inflamables, papel, cigarrillos mal apagados). Para evitar estos peligros potenciales, los sensores de los tiraderos municipales y los depósitos de reciclaje pueden medir el nivel de llenado y enviar una señal que permita organizar la recogida, mientras que las cámaras y las analíticas de video pueden evitar la propagación de incendios mediante la detección temprana de humo. Cabe señalar que la basura tampoco contribuye a la estética de la ciudad en lo que respecta a la habitabilidad.
Sin embargo, los problemas derivados de las condiciones meteorológicas pueden representar un tipo diferente de amenaza para la seguridad de los ciudadanos, pero estos son más difíciles de predecir. Por ello, los sensores ambientales pueden servir de ayuda. Los sistemas de alerta temprana permiten a los responsables detectar y responder a desastres de manera oportuna. Un sistema de medición en tiempo real, por ejemplo, podría detectar lluvia, mientras que las analíticas de datos y un software de predicción podrían determinar si existe riesgo de inundación. En este caso, las cámaras IP permiten comprobar fácilmente si el agua ha cruzado una marca determinada o si se requiere una evacuación de emergencia de localidades cercanas a ríos. Además, los sensores también pueden medir la calidad del agua para identificar contaminación. Aunque una pequeña inundación puede parecer inofensiva, la contaminación puede convertirla en una amenaza para la salud y la naturaleza.
El futuro es seguro y habitable
Existen muchas maneras de hacer que una ciudad sea más inteligente, más sustentable y más segura, y todas ellas tienen un impacto positivo en la calidad de vida. Los beneficios económicos cierran el círculo, ya que crean eficiencias en relación con los costos a través de tecnologías inteligentes y ofrecen a las ciudades los recursos necesarios para invertir en la mejora de servicios tales como el transporte público y los servicios de emergencia, así como en el mantenimiento y la mejora de los espacios públicos, que al combinarse hacen que una ciudad sea un lugar más deseable para vivir.